viernes, 2 de marzo de 2012

Tengo menos amigos que mis amigos...

¿Por qué tengo menos amigos que mis amigos?

Por Alberto Rojo










En el gimnasio te da la impresión que los demás están en mejor estado físico. Vas al banco y te toca la fila más lenta. Cada tanto salís de noche, te va bien, y notás que tus amantes tuvieron más amantes que vos. Y pensás: “¿Seré tan común que estoy debajo del promedio?”.
Por ahí no te tocaron todos los casos, pero, auque suene raro, el efecto es real, y los ejemplos son variantes de la llamada “paradoja de la amistad”: en promediotenemos menos amigos que nuestros amigos.  Suena contradictorio, ya que la amistad es recíproca: si A es amigo de B, B es amigo de A (descartando desaires en los que A considera a B su amigo, pero no al revés). Entonces, ¿cómo funciona la paradoja?
El punto crucial es que uno está comparándose con sus amigos, o con los miembros de un grupo al que uno pertenece, y no con una persona cualquiera de la población. Es más probable hacerse amigo de alquien que tiene más amigos que de alguien que tiene menos; de ahí resulta, básicamente, la paradoja de la amistad.
Como los casos extremos ponen las rarezas al desnudo, propongo un ejemplo para visualizar mejor la situación: a la muestra de pintura de Sara van 99 invitados; todos son amigos de Sara, pero no son amigos entre sí. Como el 99% de las personas tiene un solo amigo en la sala y el 1% (Sara) tiene 99 amigos, es muy probable que un asistente tomado al azar tenga menos amigos que su amigo.
La cosa se repite en situaciones más realistas. Por ejemplo, en Twitter la mayoría sigue a más usuarios que su número de seguidores.  Y, según un estudio reciente mientras el usuario promedio de Facebook tiene 245 amigos, el amigo promedio tiene 359 amigos.

Y la misma idea se aplica a otras situaciones cotidianas.
En el gimnasio nos sentimos en peor forma que el resto porque es más probable encontrarnos con los que van a entrenar a menudo, que con los que van una vez al año. Una persona tomada al azar de las filas del banco tiene mayor chance de estar en una fila lenta, simplemente porque hay más gente en las filas lentas.
La semana pasada vi un ejemplo de comprensión errónea de esta idea en un artículo sobre la tragedia de Once.  “Parece mentira”, dice la nota, “pero las mayores tragedias urbanas de la Argentina moderna se apilan en apenas cinco kilómetros cuadrados”, refiriéndose a 80 manzanas de la Ciudad Autónoma donde ocurrieron también la voladura de la Amia y Cromagnon. Pero las tragedias urbanas tienen mayores chances de ocurrir en los grandes centros urbanos, donde hay embajadas, alta densidad de población y mucho movimiento de gente.
Por otro lado, según varias encuestas, la mayoría de la gente cree que maneja mejor que el promedio, que son menos corruptos o más justos que el promedio o que están en mejor estado de salud que el promedio. Y luego uno se desilusiona cuando se compara con sus allegados.
No te sientas mal. Es improbable que estés muy debajo del promedio general. Pero sí es probable que estés debajo del promedio de tus amigos.
La paradoja de la amistad revela que nuestra ubicación respecto de los otros es mejor de lo que nos indica la experiencia: comparado con tus amigos, no sos muy popular, pero comparado con todo el mundo, tu popularidad es la del promedio.

El Desmitificador