lunes, 18 de junio de 2012

ARS: Invariancia en la interacción


Social Networks Over Time and the Invariants of Interaction

 
We are all embedded within social networks. Who we interact with can affect the choices we each make as individuals. Therefore, if we can quantitatively study social networks, we can better understand human behavior.
This insight is far from new. People have been thinking about the mathematics of social networks  for years, with many intriguing insights. I recently added to this literature as joint first author, along with A. James O’Malley , on a paper  published over atPLoS ONE  entitled Egocentric Social Network Structure, Health, and Pro-Social Behaviors in a National Panel Study of Americans .
We collaborated with the folks at Gallup  to do a longitudinal survey of people’s social networks. Of course, we’re unable to determine the complete social structure of the United States (we’ll leave that to the Data team  at Facebook), so we sampled a representative population of several thousand Americans and examined their close social contacts, how each person’s contact are connected to each other, and how this changes over time. [As an aside, if you are in the market for a good social network survey tool, talk to Gallup. I think we developed a pretty awesome tool.]
Recapitulating other classic research, we found that the average number of close social contacts (like a spouse or good friend, not just your acquaintances) is only about four. But we also were able to determine how these network connections (number/degree and closeness), as well as how friends are connected to each other (transitivity), changed over time. Some of the findings about social ties over time are summarized in this chart below:
 
We found some interesting results. The most intriguing is an invariant in our interactions: just as Dunbar’s Number  limits our social connections, there is also a clear relationship between the closeness to one’s social contacts and the total number of contacts you have.
Just as there are certain cognitive limits to the number of individuals one can have as part of one’s social network, it also appears that there are cognitive and temporal considerations for how humans manage their interactions. In particular, we find that the reported average closeness to all friends decreases as the number of one’s friends increases, suggesting an invariant total expenditure on social interaction [emphasis added]. An increase of one in the number of close social contacts was associated with a decrease of 0.03 in the average closeness of each individual contact on a scale where 0 = do not know and 1 = extremely close. An increase of two close contacts was associated with a decrease in closeness of nearly 0.06 (a substantial reduction on this scale). Because, in prior research, ties are typically modeled as either present or absent, with no strength information, these findings are some of the first of their kind.
In addition, we surveyed the respondents about their health and various pro-social behaviors (such as giving blood). And we found that these are related to our social networks. Specifically, “having more friends is associated with an improvement in health, while being healthy and prosocial is associated with closer relationships. Specifically, a unit increase in health is associated with an expected 0.45 percentage-point increase in average closeness, while adding a prosocial activity is associated with a 0.46 percentage-point increase in the closeness of one’s relationships.”
We are embedded within networks, which are related to how we help others, and even to our health. But these network connections are not unbounded: we have a finite social attention span. As we gain more friends, we become less close to all of them. So this embeddedness in networks is a precious thing. Understand the implications of social connections and use them wisely.

ARS: Las pequeñas cajas de Wellman

Cuando se piensa en las ciudades digitales es en términos de grupos de comunidad. Sin embargo, el mundo está compuesto de redes sociales y no de grupos. Este artículo explora cómo las comunidades han cambiado de "pequeñas cajas"  de alta densidad (alta densidad vinculando a personas puerta a puerta) hacia redes "glocalizadas" (ralamente tejidas pero con grupos, vinculando los hogares tanto a nivel local y global) a "redes individualistas" (de baja densidad pero que une individuos sin importar el espacio). La transformación afecta a las consideraciones de diseño para los sistemas informáticos que apoyen las ciudades digitales.

sábado, 2 de junio de 2012

ARS: Redes de amistad y estatus social

En los estudios empíricos de las redes de amistad los participantes son preguntados, en entrevistas o cuestionarios, para que identifiquen a todos o algunos de sus amigos más cercanos, dando lugar a una red dirigida en la que las amistades pueden, ya menudo lo hacen, correr en una sola dirección entre un par de individuos. Aquí se analiza una gran colección de este tipo de redes que representan a las amistades entre los estudiantes de escuelas secundarias y primarias de EE.UU. para demostrar que el patrón de amistades no correspondido no es aleatoria. En todas las redes, sin excepción, nos encontramos con que existe una clasificación de participantes, de abajo hacia arriba, de tal manera que casi todas las amistades no correspondidas consisten en una amistad persona de menor rango reclamando por uno de mayor ranking. Se presenta un método de máxima verosimilitud para deducir dichas clasificaciones a partir de datos observados de la red y la conjetura de que la clasificación refleje producido una medida de estatus social. Tomamos nota, en particular, que la amistad recíproca y no recíproca obedecen a la estadística diferentes, lo que sugiere diferentes procesos de formación, y que las clasificaciones se correlacionan con otras características de los participantes que se asocian tradicionalmente con el estado, como la edad y la popularidad general, medida por el número total de amigos.

Redes sociales: El caso de robo de identidad


Redes sociales: crecen los casos de robo de identidad

POR LEO GONZÁLEZ PÉREZ

Alertan por los falsos perfiles de Facebook. Ocurre cuando alguien toma la cuenta de su víctima o crea una nueva con su nombre. Allí suben confesiones de delitos o de intimidades sexuales. Un proyecto de ley busca tipificarlo como delito.




Según coinciden los expertos, el robo de identidad está entre los problemas más frecuentes en Facebook, un espacio donde hay más ciberhabitantes argentinos que en toda la provincia de Buenos Aires.
En una de las formas más frecuente del robo de identidad, alguien se apodera de la contraseña del perfil de una víctima, toma el control de su cuenta y emite desde allí contenidos perjudiciales para el titular del perfil. En estos casos, generalmente se suben confesiones de delitos, o de intimidades sexuales. Todo será contra la reputación de la víctima.
También están los que crean un perfil de Facebook en nombre de otra persona . En esos casos se pueden perseguir desde fines más o menos inocentes –como parodiar a un famoso– hasta otros delictivos.
Cristian Borghello, consultor en Seguridad Informática y titular del portal especializado Segu-info, señala que en su sitio reciben un promedio de dos denuncias semanales de robo de identidad en Facebook. “Y en 2009 no eran más de una o dos al mes”, afirma.
El problema, al parecer, se da en todas las edades. Daniel Monastersky, abogado especializado en robo de identidad, afirma que las usurpaciones y la creación de perfiles falsos para hostigar compañeros (ciberbullying), es uno de los delitos por excelencia de Internet .
Maximiliano Bendinelli, perito en seguridad informática, cuenta que la usurpación de identidad en las redes sociales también se usa para conseguir información sobre conocidos. Es común que alguien se haga pasar por otra persona para hacer averiguaciones sobre su pareja o su ex, dice Bendinelli.
Respecto a los diferentes modos de adueñarse de otra identidad, Borghello explica que armar un perfil falso es el más fácil. “Lo único que se necesita es una foto de la víctima”, dice. En cambio, hacerse de la contraseña de la persona elegida como blanco para robarle su cuenta, es más trabajoso. E implica un mayor riesgo, porque en algún momento se deberá entrar en contacto con la víctima, aunque sea por e-mail, lo que lo obliga a dejar algún rastro.
Facundo Malaurelle Peltzer, abogado y miembro de la ONG Argentina Cibersegura, pone el acento en que en el país la suplantación de identidad digital no es un delito. “Suele ser un acto preparatorio para delitos económicos y hasta sexuales. Y en la Argentina, muchas veces hay que esperar un daño real posterior al robo de identidad que sí sea delito para poder accionar judicialmente”, afirmó a Clarín .
El 15 de mayo ingresó al Senado un proyecto de ley que tipifica como delito el robo de identidad digital . Fue presentado por los senadores María de los Angeles Higonet y Carlos Alberto Verna, del Partido Justicialista de La Pampa, y propone incorporar al Código Penal un artículo que fija un castigo de prisión de seis meses a tres años o multas de hasta 200 mil pesos para quien use la identidad de otra persona física o jurídica para dañar a otra persona.